Forjar
a los ciudadanos del mañana no es una tarea menor. Asumir tal responsabilidad
solo lo pueden hacer personas con una sólida vocación de servicio y amor por
los niños y jóvenes. Los grandes genios, los líderes mundiales y los ciudadanos
de bien no serían lo que son sin las valiosas enseñanzas y el ejemplo de grandes
educadores que dedicaron su tiempo para hacer de este un mundo mejor.
Para
todos los educadores, aquellos que decidieron dedicar su vida a tan noble
labor, este mensaje en su día y nuestros mejores deseos: Docente educador, tú
eres un grito de fe porque crees en el hombre; un grito de esperanza porque
siembras lo que otros cosecharán; un testimonio de amor porque mueres un poco
cada día para que otros vivan plenamente. No dejes de sembrarte con coraje en
el surco del corazón humano, y volverás a ser pan en muchas mesas para vivir
cuando ya no vivas
ORACIÓN
DEL NIÑO A SU MAESTRO.
Maestro,
tu que haz de plasmar mi alma y modelar mi corazón, compadécete de mi
fragilidad.
No
me mires con ceño adusto si no te comprendo, ten paciencia.
No
te moleste mi bulliciosa alegría; ¡compártela!
No
atiborres mi débil inteligencia con nociones superfluas.
Enséñame
lo útil, lo verdadero, lo bello.
Trátame
con dulzura, maestro, ahora que soy pequeño.
Cuántos
dolores me esperan en la vida: en medio de ellos, el recuerdo de tu
benevolencia será estímulo bienhechor.
No
me riñas injustamente...ámame, maestro, que yo también, aunque no sepa
demostrártelo, te amaré mucho, mañana más que hoy.
Cultívame,
maestro, como un jardinero sus flores.
Y yo perfumaré tu existencia con el incienso
perenne del recuerdo y la gratitud.
Maestro,
buen maestro, que haz de dar luz a mis ojos, aliento a mi cerebro, bondad a mi
corazón, belleza a mi alma, verdad a mis palabras, rectitud a mis actos.
¡Maestro
no desoigas mi oración!
Por el padre sacerdote, .Walter de Jesús Zapata
Velásquez.
FELIZ DÍA
MAESTRO!
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